jueves, 6 de septiembre de 2012

Discurso de la señora Obama

El discurso de Michelle Obma en la Convención demócrata, pidiendo a sus votantes que renueven su confianza en su amado marido, sin ser tan ridículamente simpe como el de Harry el sucio, o sea, Clint Eastwood, para, en su caso, con Romney, no deja sin embargo de hacer, desde que lo vi, que me planteé ciertos interrogantes.
Por un lado incluso medios editoriales tradicionalmente conservadores lo han catalogado de brillante, amén de otros elogios...

Pero, no se por qué para mi no deja de parecerme un pelín sobreactuado, como con un cierto aura de teatralidad que lo lastra en todo momento. Algo así como un querer reconocerse en algo, más que un ser ese algo en realidad, o todavía peor, tratar de que otros se reconozcan en ti, aún cuando tu sólo seas eso de cara a la galería.

Y es que en el fondo, tanto que se menciona a América y sus pretendidas virtudes, el ya tan trasnochado sueño americano, que al final lo que acaban quedando patentes son en realidad sus vicvios de toda la vida. La gente guapa y glamourosa, vendiéndoles la moto a una feligresía, físicamente poco agraciada, castigada por la vida, de lágrima fácil y enfrentada a puertas sempiternamente cerradas.

Ellos, los Obama, son otra cosa, han triunfado, lo recuerda a cada instante, pero en esencia parten del mismo magma de servidumbre y desheredados de la historia, o eso nos cuenta, circunstancia que es al fin y al cabo el cebo visible de la ratonera.

No hay problema, todos esos pobres crédulos que la escucharon embelesados se seguirán rompiendo las manos a aplaudir otros cuatro años más. Algunos pocos, los menos imbéciles, no se habrán tragado tragado la píldora, se la habrán metido bajo la lengua y la escupirán más tarde. Pero supongo que antes es mejor esta, más dulce al paladar, que la de los del bando contrario, que ya solo metersela uno en la boca dan ganas de vomitar. Y como en política siempre toca chinchar al rival, cualquier esfuerzo se da por bien empleado.

Resumiendo. Sr. Obama, no vale como actriz de Hollywood, pero para una telenovela de sobremesa, no tiene usted precio.

martes, 1 de mayo de 2012

El tiempo pasa sin despeinarse.



El tiempo nos dará la razón - se dijeron para tranquilizarse.
Y el tiempo, que estaba no muy lejos de allí, y que lo había escuchado todo claramente, comprendió enseguida que tenía algo con lo que negociar.
Los tengo en mis manos - masculló para sí - y corrió ufano y pizpireto, como niño con zapatos nuevos.
No se puede confiar en el tiempo. Es infantil e inestable emocionalmente. Y siempre se va de los sitios sin pagar.
Lo mejor es ignorarlo. Que haga de su vida, o mejor dicho, de las nuestras, lo que le parezca, pero que no ande dándoselas de listo, porque lo suyo es únicamente la suerte que ha tenido.
Pena debería darle, que no tiene otro entretenimiento mejor... Siempre viviendo vidas ajenas.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz año 2012


Sí, tú también te has dado cuenta (como dice José Mota), la imagen pertenece a las celebraciones del año nuevo chino, que según tengo entendido lleva un cierto desfase, y no solamente horario, con respecto al nuestro.

Pero qué rayos... No iba yo a ser el único bloguero que no va a contracorriente, y que se ciñe escrupulosamente al manual de las reglas de estilo de la blogosfera (caso de existir).

La realidad es que todo esto del cambio de año es una monumental patochada, y si no fuera porque en el fondo, en mi fuero interno más íntimo y gelatinoso, servidor es un ingenuo, ya ni me molestaría en desearle a nadie un feliz año, y ni siquiera un feliz minuto de campanadas vitivinícolas... Pero, que le vamos a hacer, al final uno sucumbe a los propósitos de nuevo año, como buen mortal que es, y sobre todo como buen pardillo.

Es nuestro sino. Lo del "Pedid, y se os dará", no suele ir más allá de la retórica sacra, pero nosotros, como merluzos no dejamos nunca de morder el anzuelo.

Y es que estas filosofías de pan para hoy, y pan también para mañana, entran como cuchillo en mantequilla en las mentes unas veces calenturientas, otras hiperventiladas, de los que tenemos por afición, entre otras muchas, esto de escribir sapos y culebras por internet.

Insisto, en el fondo somos unos blandos.

Así que sin más, reincidir en lo expresado con anterioridad: Feliz y próspero año 2012 para todos los que esto leais, y para los que no, pues también.

Si al final, lo que es de buenas intenciones, hay para todos, no perdiendo nunca de vista que una cosa es predicar y otra, muy distinta, dar trigo.

Y cierro ya con estas palabras, mis aportaciones a estos mis blogs, que quien sabe, quizás este año entrante tengan que dormir en un parque y tapados con cartones.

El futuro es lo que tiene. Se puede esperar de él cualquier cosa.

domingo, 30 de octubre de 2011

Como una Cuba




Estoy feliz, amigos blogueros.
Por primera vez desde que escribo en Internet me ha visitado un oriundo de la gran Antilla, de la antigua isla Juana, de la moderna (es un decir) Cuba.
Esta mañana he mirado al listado de banderitas, y ahí me la he encontrado: La de la estrellita dentro del triángulo rojo y las tres rayas azules, que ahora que lo pienso también podría tratarse de un anuncio-spam de adidas… Pero no, creo que no.

Esto es señal inequívoca de que algo se mueve en ese gran país, aunque de momento solo sea subterráneamente. Pero algo me dice que, por lento que vaya, como la tectónica de placas, pronto desembocará en un seísmo de proporciones tremebundas.

Lo único que deseo, eso sí lo tengo claro, es que, ya puestos a calcar la primavera árabe, nos quedemos únicamente con lo mejor, con lo positivo.
Mejor imitar a Túnez o Egipto que a Libia o Siria.
Por favor os lo pido.

Echaré de menos, eso sí, a los fantásticos automóviles de los años sesenta que fantasmalmente recorrían el malecón de la Habana, a esa especie de belleza innata, y esa alegría de vivir, que surge a veces por casualidad, de las entrañas mismas de la pobreza, como recordándonos que el dinero y el éxito social no lo son todo en la vida.
Echaré de menos a ese siervo respondón que, a sus inmediatas espaldas, le sostenía la corona de laureles al César yanqui, recordándole en todo momento su condición de mortal.

Sí, amigos, voy a echar mucho de menos todas aquellas cosas que hacían de esa isla algo tan especial.
Pero la realidad es que las cosas no son iguales, vistas desde dentro, a vistas desde fuera.
Y no es lo mismo Disneylandia para el niño que la visita, que para el operario de la limpieza que friega todos los días sus retretes.
Nuestros hermanos cubanos, aman y necesitan tanto la libertad como la amamos y necesitamos nosotros.
Solo espero que lo que quiera que sea, o que vaya a suceder, no defraude sus expectativas, ni las nuestras.
Si van a sacrificar eso que les hace ser tan pintorescamente diferentes, que sea por una libertad auténtica, no por el refrito de plutocracia expendedora de derechos basura en la que nosotros vivimos inmersos, coleteando asfixiados, cual renacuajos en el fango.

Pues esa es la sensación que yo tengo. Que el cambio es inminente. Así pues, iré al supermercado y me compraré una botella de ron.

Una botella de ron y una de dos litros de cola, ya que en llegado el momento, podéis creerme, lo celebraré tomándome un cuba libre.
Uno o los que hagan falta. Como si acabo borracho como una cuba.
A fin de cuentas lo más deseable, y lo que hoy por hoy, más me pide el cuerpo.
Que, para seros sincero, yo también empiezo a estar un poco harto ya de tanta isotónica, y de tanto brebaje a base de polvillos, con sabor a medicamento para la tos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Lo que tiene ser de sangre caliente



Hoy ha empezado a funcionar la calefacción en mi casa, y de pronto, esos cuchillos de frío que habían empezado a asomarse por las esquinas han remitido.

¡Qué gustito volver atrás, de un plumazo, el curso de las estaciones!

De hecho, ahora mismo, sentado frente al ordenador, pienso en lo cómodo que resulta no tener que preocuparme de un asunto tan peliagudo como es el frío.


El frío, no lo olvidemos, mata, como quien no quiere la cosa, todos los años a millones de personas en todo el mundo. Generalmente indigentes, o personas mayores, con pocos recursos y que viven solas.

Aunque también a gente joven y aparentemente sana, que, fruto de nuestra sociedad de las comodidades, no le tiene el mismo respeto que se le tenía antaño.

Así que no desdeño en absoluto este bien tangible que es la calefacción.


Pero al mismo tiempo soy consciente de que traiciono mis ideales ecologistas. No soy consecuente con las posturas que mantengo, aquí en el ciberespacio y fuera de él.


Tal vez, yo, como otros muchos de mi misma cuerda, solo me haya fabricado una máscara, debajo de la cual me siento a gusto y protegido. Tal vez todo sea no otra cosa que una pose. Una forma como cualquier otra de quedar bien. De darme valor por medio de algo que en realidad no me cuesta ningún esfuerzo.

Pues ya lo veis, me siento culpable. Sé que se quemará mucho gas natural para que yo pase el invierno calentito, y que el planeta enfermará, a costa de evitarme a mi muchos catarros y gripes, sinusitis y faringitis, tosiqueos y tiritonas.

Por eso quiero pedirle perdón y darle gracias a la madre Tierra. Por el daño que le hago, y por utilizar tantas veces su nombre en vano, las más para enaltecerme gratuitamente, y vanagloriarme de una superioridad moral que poco o nada tiene de verdadera.

Si alguno os habéis sentido ofendidos, señalados, o de alguna forma presionados, exigidos, etcétera, por mis prédicas también os pido disculpas.

Nadie ha de pensar que cuando hablo en favor de una cultura respetuosa con el medio ambiente, amenace cosas tan necesarias como la calefacción o el agua caliente de la ducha.


Si bien el tener o no derecho a algo muchas veces se reduce a una cuestión de grado.

Por eso un año más os pediré amigos blogueros que practiquéis un uso responsable de estos bienes, calefacción, agua caliente, y similares, para que nuestra madre terraquea no sufra mucho.

Cinco minutos en la ducha son suficientes para quedar bien limpio. Estar más tiempo es incluso malo para la piel, y para las propias defensas del organismo.

Por otro lado, quiero recordar una vez más que poner el termostato de la calefacción a tope, es un despilfarro absurdo.

No se trata de teletransportarse a Hawaii, y que vayamos por la casa en camiseta de asas y deglutiendo un helado. La calefacción debería simplemente servirnos para mantener una temperatura que hiciese la casa habitable, no convertirla en la caricatura de un bungalow de un archipiélago tropical cualquiera.

Y nada más.


He procurado tranquilizar mi conciencia con este escrito, pero ello no evitará que se sigan haciendo navegables cada vez regiones más amplias del ártico, y que la fiebre de nuestro planeta siga aumentando preocupantemente.

Tal vez las futuras generaciones sean quienes hayan de enfrentarse a este problema, y no nosotros. Quien sabe. O quizás, al paso que vamos, tal vez sí.

Sea lo que tenga que ser, al menos valoremos, en su justa medida, lo que tenemos en nuestros hogares, y el tiempo en que nos ha tocado vivir.

Eso que tantos y tantos inconscientes, dan por garantizado e ilimitado, y que incluso se atreven a considerar secundario o intrascendente.

La calefacción es el equivalente, para un ciudadano de no hace ni un siglo, de un boleto premiado del Euromillón.

No olvidemos, pues estos "pequeños detalles".

El olvido nos hace ignorantes. Y la ignorancia nos hace peligrosos, para los demás, y fundamentalmente, para con nosotros mismos.

jueves, 28 de julio de 2011

Reto por dereito

Al igual que hace unos pocos meses, vuelvo a publicar en el blog, en este blog que estaba llamado a ser el patio trasero de su hermano mayor, y alma máter, Food and Drugs, pero al que con el tiempo parece que le ha ido comiendo la merienda, una nueva edición de las andanzas y correrías de los ultrafondistas Antonio Madriñán y Demetrio Álvarez, a los que, como entonces, decidimos acompañar cámara en mano.
En esta ocasión la causa escogida fue la de la integración de las personas con autismo, fundamentalmente niños, agrupados en la ciudad pontevedresa de Vilagarcía de Arousa en la Asociación Por Dereito (por derecho).
Naturalmente, la condición de solidario y no competitivo del reto, han sido los factores determinantes a la hora de plantearnos el cómo hacerlo, y con que grado de implicación. Decidimos pues, aparte de nuestra contribución fílmica, acompañar durante algunos kilómetros a estos dos grandes devoradores de largas distancias, nada en cualquier caso comparable a la magnitud de su gesta.
Fue así que yo, tras completar 15 km a su estela, y completamente rendido, no pude sino maravillarme del esfuerzo y la entrega que ambos estaban poniendo en juego, y que se extendería a lo largo de 24 horas, si acaso con contados descansos de cinco, como mucho diez minutos, en absoluto reparadores.
Pese a todas las dificultades, incluida una lluvia rezongona y fuera de lugar, para las alturas de verano, mediados de julio, en que nos encontrábamos, y una noche algo destemplada y salpicada de juerguistas descarriados, adolescentes escupidos de la órbita de los botellones aledaños, y que bajo los efectos del alcohol, trataron en todo momento, y sin ningún éxito, de enhebrar algún chascarrillo medianamente inteligible, el desafío alcanzó honrosamente sus metas.
Unas metas, que como ya he mencionado, iban más allá de lo meramente deportivo y que, todos los que participamos en el evento, deseamos sigan desarrollándose si acaso a partir de ahora con un impulso mayor y, sobre todo, la sensación de que ningún esfuerzo ni desvelo, habrán de caer en saco roto.
Os dejo pues con el video de lo que fue una vez más una jornada inolvidable, repleta de deporte, amistad y esperanza. Música para los oídos, rumba para el cuerpo y alimento de primera para el alma. Reto por dereito.
http://www.youtube.com/watch?v=2w4Yup0Sedc

miércoles, 20 de julio de 2011

Pensamientos futiles



Muchas veces estando en el curro, en la cama, o incluso - sí, amigos blogueros - en el váter, se me ocurren posts magníficos para esta sección chabacana de la blogosfera que es Status: Playing.

El problema es que cinco minutos después ya se me han olvidado. Han desaparecido como volutas de humos en un día de niebla (esto es un poco bladerrunero, lo reconozco), y no se que hacer.

Es entonces que me invade una desesperación un tanto futil, que a la vez me confirma la futilidad de mi propia existencia y los afanes en los que me tiene atrapado.

No sé si un remolino, o una veleta, ignoro la analogía exacta, pero el interior de mi craneo, desperdicia miles de millones de watios de potencia aerogenerada. Como si las turbinas rodasen todas locas.

Es cierto que los pensamientos, la mayor parte de ellos, y estos en concreto, nos vienen regalados. Pero verlos marchar así... Sin decir ni adiós, ni al diablo... ¿No es estáis de acuerdo conmigo en que es una pena?

Son como hijos malcriados que desvalijan el refrigerador, para luego no malgastar ni un sólo minuto de su tiempo, compartiéndolo con su progenitor. Con quien les dio la vida.

Debería odiarlos, pero no puedo. La sangre tira.


Quizás no debería estar tanto tiempo en el váter, o en la cama, o en el curro.

Quizás no debería pensar.


Sí, quizás sea eso lo que haga, dejar de pensar. Porque dejar de trabajar, de dormir, o de ... No lo veo factible en un corto espacio de tiempo.


El pensador. Auguste Rodin.