Extreme sports: Huelging

Esta es una huelga rara.

En algunas empresas te mandan para casa y te dicen que te despreocupes, que ya se recuperará el día en otro momento. Mejor no hacerse los valientes, no sea que alguien se vaya a hacer daño.

Tú duerme la mona, y deja que sean otros los que se tiren los trastos a la cabeza. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Si lo piensas verás que es un lío, así que no pienses. No es de tu incumbencia.

Y la verdad es que tienen razón. ¿Para qué?

Los chanchullos financieros del mercado global han empobrecido y sigue empobreciendo nuestro tejido productivo, con la connivencia del liberalismo patrio. Pero su propósito último, que es abaratar la mano de obra, sigue estando todavía muy lejos de los objetivos fijados.

Hasta llegar al nivel de Bangla Desh, aún queda un trecho. ¿A qué, tanto alboroto?

Además, en un mundo donde la economía funciona por control remoto, y tú no tienes ni voz, ni voto, ni conocimiento de causa. ¿Vas a hablar por hablar, como un vulgar tertuliano de programa rosa?

No te quieras comparar con la gente emprendedora, con la gente que arriesga su dinero. Aquella que se expone a volver sin honra y sin barcos. Tú, ganapán de medio pelo.

Creedme, ni en este país, ni en ninguno, merece mucho la pena ser rico, sin muertos de hambre a los que explotar, sin parias a los que menospreciar, sin almas torturadas de las que sentir una sana compasión.

Y si ya no los hay, si se han acabado, habrá que fabricarlos de nuevo. ¿No te parece?

Así que da gracias de no estar en nuestra lista negra.

Disfruta de una mañana apacible, como buen dominguero que eres.

Y que sueñes con los angelitos.