martes, 24 de febrero de 2009

Nenúfar


Qué mejor que un estanque lleno de nenúfares para encontrarse a uno mismo. Qué mejor que tan apartado remanso de paz, tranquilidad y aguas cristalinas, para acometer esa gran revelación interior que nos reconcilie con nuestro Yo, nuestro super Yo y nuestro infra Yo, por supuesto, a través del yoga y la meditación.

Hemos buscado la belleza en lo aparentemente bello, y urge un cambio de actitud. A partir de ahora solo abriremos las puertas de nuestro entendimiento a lo extravagante, a lo corrompido, a lo monstruoso... Y simplemente nos limitaremos a cambiarle la etiqueta. Apenas un gesto trivial y cotidiano en este mundo tan aficionado a ponerle etiquetas a todo.

¿Y por qué? Porque nos hemos conocido a nosotros mismos y hemos llegado a la conclusión liberadora de que nuestro cuerpo, nuestras obras y el mismo suelo que pisamos no valen ni dos reales.

Así pues, ahora que nos hemos despojado de nuestras ataduras materiales, abracemos la perfección tan grande que nos ofrece la nada absoluta.

Todo muda, nada permanece. Excepto la nada.
Luego seamos nada, pues el que nada, no se ahoga.

Reducir la problemática asfixiante de lo complejo, a la sencillez purificadora de la nada es la prueba última de que has encontrado al dios que vive en ti.
No esperes más entonces y quítate ese peso de encima. Arroja fuera de ti aquello que te mortifica, y enseguida comenzarás a cobrar altura, cual ave fénix que renace de sus cenizas.

Y cuanto más alto asciendas, más pequeño te parecerá el estanque, pero más hermosos sus nenúfares.
Y por fin serás amo de lo auténticamente bello.

Extracto del volumen: La creación de la nada. Párrafo XVII. Versículo 23-25. Editorial Ombligo.
No se puede reproducir todo ni parte sin el consentimiento previo de los acreedores y prestamistas del autor.

Se aceptan donaciones en metálico*.
*que quiero comprarme un chalet en las Azores, justo enfrente de la playa, y experimentar lo que se siente al relajarme y poner los pies encima de la mesa ;-)

1 comentario:

Breuil dijo...

Lo bello es limitado y definido. Es un terreno acotado donde siempre sabes qué te vas a encontrar. Lo feo encuentra infinitas formas y descripciones. La belleza es lo más fácil de definir y crear. No tiene mérito. :)
Un abrazo.
La palabra de verificación ha sido "hater". Cuanto menos, curioso.