sábado, 28 de marzo de 2009

Prípiat, nunca mais.


La historia de esta ciudad ucraniana no es de risa, por lo que no debería mencionarse en este blog, supuestamente humorístico, pero no sé qué en su trágico sino me la hace increíblemente interesante.
El hecho es que como se puede ver en la foto, a no mucha distancia se hallaba la trístemente célebre central nuclear de Chernóbil, cuya catástrofe la convirtió de la noche a la mañana en una ciudad fantasma. Apenas distinta de los poblados del mimi-Holliwood, en la época dorada del spaguetti-western, del desierto de Tabernas en Almería.
Y desde entonces la susodicha no ha sido más que un montón de edificios vacíos y amenazando ruina. Hospitales, colegios, complejos deportivos, bares, cefeterías... Por todas partes la desnudez de su cemento a duras penas es capaz de cubrirse, de taparse las vergüenzas, con los matojos e hierbajos silvestres que sin embargo crecen en total anarquía.
En este lugar se respira una atmósfera mohína como pocas. No fétida, pero terriblemente insalubre, con las de sobra conocidas radiaciones mortíferas campando a sus anchas.
Desde el día del accidente y la posterior evacuación, la central, lo que hoy se conoce como el sarcófago, ha recibido una detrás de otra sucesivas capas de hormigón armado, en cierto modo tratando de recrear como una gigantesca postilla sobre la tan infecciosa y lacerante herida, pero que en el último momento siempre se han revelado como insuficientes, o directamente ineficaces.
Prípiat nunca volverá a albergar vida humana. Al menos, no que lo vean nuestros ojos.
Sus antiguos moradores tuvieron que salir huyendo de ella porque ellos mismos, muchos de los cuales trabajaban en la central, consintieron en que aquel monstruo mutante en potencia, se alojase a pocos kilómetros de sus hogares, de sus familias, de sus corazones... Esperando en silencio a contaminar sus vidas con una mancha invisible, pero tan letal como cierta.

3 comentarios:

Landahlauts dijo...

Pues, ¿sabes?, hace algún tiempo escribí sobre el asunto en mi blog. Resulta que esa falta de seres humanos en un territorio amplio alrededor de la central ha provocado, paradójicamente, una explosión de vida: han vuelto osos, águilas y un montón de animales que no se veían desde hacía décadas. Incluso algunos, anidando en la central. El ser humano es muchas veces más dañino que la radiación nuclear.

Saludos

Landahlauts dijo...

Lo que comenté anteriormente, referente mi entrada sobre Chernóbil, lo dije como algo curioso (y "autopromo"). Aunque se hablaba de Chernóbil, Pero el tema era distinto al tuyo. No se me ocurrió pensar en supuestos plagios ni nada, hombre... ¡¡¡por dios!!!!

Aquí tienes el artículo, por si tienes curiosidad:

http://alboraida.blogspot.com/2006/04/chernbil-y-el-lince-ibrico-andaluz.html

Un saludo!!!!

Luna Azul dijo...

Da escalofríos sólo de ver la foto.