sábado, 26 de junio de 2010

El yuán y el renminbi


Sí. Yo sabía que la moneda china era el yuán, y que el resto de las economías del mundo, incapaces de exportar nada a China, le exigían que se apreciase, y que dejase de estar, como en efecto estaba, artificialmente por los suelos.
Lo que no sabía es que tiene otro nombre esa moneda. El nombre que utilizan comunmente para refereirse a ella sus paisanos, es decir, los propios chinos. Y este es el Renminbi.
Y digo yo, que, pese a todo, para mi desde luego NO son lo mismo.
El yuán es el yuán, y el renminbi, el renminbi.

No es cosa ahora de que, aprovechándose de nuestra ignorancia, el uno se nos quiera hacer pasar por el otro, ni de que estos dos sean la misma cosa, como pretenden hacernos creer.
Hermafroditismos, los justos.

De hecho, cuando uno está con el yuán, todo es de color de rosa, todo va viento en popa, la vida le sonríe, y cuando está con el renminbi... Cuando está con el renminbi, cambia mucho el cuento.
No, definitivamente no son lo mismo.
Yo de hecho cuando me levanto con el día yuán, no tiene ni punto de comparación a cuando lo hago con el día renminbi.
Por más que haya quien diga que todo es psicológico. ¡Y una mierda, psicológico!
La gente no se hace una idea de lo peligroso que es jugar con eso.
Tomaros a broma las alzas y las bajas de vuestras cotizaciones, que ya vereis que bien os va.

Afortunadamente, no todo está perdido, después de los movimientos especulativos destinados a hundir el renmimbi, y sus consecuencias desastrosas, suele producirse alguna recalificación de activos que revaloriza el yuán, lo que nos permite seguir insuflando optimismo a nuestros mercados de valores.

Pero no hay que dormirse en los laureles. Un yuán demasiado fuerte tampoco es beneficioso. Los intercambios de bienes y servicios se ponen por las nubes.
¡Qué lío! ¿no?
Lo realmente inteligente es saber mantener la paridad. Ni mucho de todo, ni poco de nada, que seguramente diría un experto en la materia. (En esta o en cualquier otra materia).

Pues sí. Esas son, entre otras, las ventajas o desventajas de tener una visión de la realidad artificialmente devaluada. Una realidad que, se mire por donde se mire, difiere muy poco de un cuento chino. ¿No os parece?
O será que le ha dado mucho al jarro, y que veo doble.
En fin, no os doy más la paliza.
Que tengáis todos un día yuán.

4 comentarios:

Juanjo Montoliu dijo...

Yo creía que había pasado ya el día de San Yuán.

H. Chinaski dijo...

Mi querido amigo
Comparto tu jocosa vision del demoledor efecto en nuestras economias de no mantener la paridad de las dos monedas que son un poco como la Santisima Divinidad
Dos monedas en una y un solo Dios verdadero, Don Dinero
Sie¡nembargo, pasado el hilarante efecto que produce la lectura de tu texto pienso que no hemos de dejar caer en saco roto la silenciosa invasion amarilla que a modo de Marcha Verde va tomando posiciones economicamente estrategicas en nuestra maltrecha economia.
No descarto un proximo renombramiento de nuestra moneda
Puede que pronto estemos hablando del "chineuro"

Yo tambien he debido de darle mucho a la jarra

Abrazos

Landahlauts dijo...

Yo estoy tieso: ni tengo un p*** yuán ni un p*** renminbi.

Y ¿qué es eso de "da asco" "bazofia" y "me aburrí"???
Hasta que no lo arregles no expresaré mi opinión. Ea!

Fiebre dijo...

¡Joputa!
¡Eres mú joputilla!

La hora que es, la semana de curro que llevo...¡y lo que me has vacilao en esta entrada!

Eres de los pocos motivos por los que me podía mantener despierta...
Te tengo que queré.

Total, o yo soy rubia, o la conclusión que llego es que lo llames como lo llames "lo mismo me da que me da lo mismo".

Si me tienes que joé, me joes viva.