viernes, 13 de noviembre de 2009

Lágrimas de "crocodilo"


Yo no diría que hubiese que estar todos los días alegre, ni de buen rollito. Unas veces toca ser payaso, otras mayorette, otras león y a veces el domador.
¿Pero... A que a la persona que limpia la mierda de los dromedarios, no le parece que esto sea tan claro?
Hemos de repartirnos nuestras tareas en este mundo que es un circo itinerante, y a veces, durante algún periodo de tiempo, más o menos largo, nos toca apencar con una de esas, de las consideradas "engorrosas". Pero no debe ello lastrar nuestros sentimientos hacia el resto de los miembros de la trouppe. Y menos hacia los payasos, que son los más inocentes de todos.
Ellos son la punta del iceberg, en el sacrificio colectivo de obtener la sonrisa de un niño.

Aunque ese niño nunca sea nuestro niño interior.

Buuaaaaaaaaaaaa
(Post lacrimógeno donde los haya, con el único propósito de hundiros la moral)

4 comentarios:

El Susurrador dijo...

Que te voy a contar yo de los payasos y del circo de la vida. A veces a los payasos les toca hacernos reír y a veces... hacernos cagar de miedo.

Un saludo.

Eva dijo...

Hay que aprender de todo... nunca sabes en que función te tocará actuar...
Salut!!!

Merce dijo...

Anda, y por qué no sabía yo que existía este blog... esta segunda casa, o quizá primera???

A mí los payasos me dan muy mal rollo...

Landahlauts dijo...

Yo casi prefiero limpiar mierda de camello a hacer reir a los niños con la cara pintada, vestido de fantoche y unos zapatones ridículos.

:)

Saludos.